Carlos Sadness ha cruzado las fronteras nacionales, rompiendo récords de venta en Latinoamérica, donde las entradas vuelan en tan solo unos minutos.
La poesía de las letras de sus canciones que tan bien combina con su música le han labrado una hueste de seguidores que elevan sus cifras de reproducciones en Spotify hasta el infinito y más allá, con casi dos millones de oyentes mensuales.
Tropical Jesus (SONY Music Spain) es el nombre de su último álbum, que se publicó. Es el cuarto trabajo de Sadness, el primero desde el éxito de Diferentes tipos de luz, de 2018 , que incluía hits de la talla de Te quiero un poco y Amor Papaya y fue reconocido con un Latin Grammy 2018 al mejor diseño de empaque, que firma él mismo.
Es también un disco rodeado de cierto misticismo, de cierta conexión con lo mágico y la superstición, con lo trascendental y el perdón. “Siempre he pensado que Jesús fue el revolucionario del perdón, y era un asunto sobre el que hablaba en las primeras líneas que escribí del disco”, precisa el cantante y compositor barcelonés. Le ha salido así una obra llena de retratos que miran al cielo, que unas veces encuentran mensajes en los astros y otras hablan sobre medir la eternidad.
Su último lanzamiento Morrita linda es una declaración a México, un amor intenso y correspondido, que se inició hace siete años, con su primera visita al país, y que por primera vez plasma en una canción, en colaboración de Melissa Robles.
“Siempre quise escribir sobre cómo el país me enamoró, pero no sabía cómo. En un vuelo de regreso a Barcelona pensé en hablar de él como si fuera una morra”