“La bengala” es todo lo contrario a una canción de superación y catarsis de positividad y buen rollo, de esas que se estilan tanto últimamente. El universo personal de Olivia de Happyland, (sí, cada persona tiene lo suyo), está marcado por sentimientos y reflexiones profundas sin llegar a ser solemne.
Crisis existencial a flor de piel, a veces con ironía y otras con un mundo simbólico potente. Dotada de una sensibilidad muy aguda cuenta con una gran colección de cicatrices interiores. Pero tampoco es una composición con intencionalidad puramente pesimista o derrotista. Precisamente evoca al aura de su primer disco; “Casi feliz”, ( ironía y sarcasmo nunca le han faltado), donde firmaba un puñado de temas donde la ingenuidad y la inteligencia se alternaban en forma de relatos que se podrían encasillar como cuentos o fábulas, donde la ternura, la melancolía y el desamparo marcaban la nota.
Olivia, a pesar de una carrera musical deslabazada y dispersa, ha hecho todo lo posible, (y a veces hasta lo imposible), por seguir creando. Y por seguir en este mundo tantas veces cruel. ¿La suerte es cuando naces o después?, nos interroga en una letra donde lanza un S.O.S. a una humanidad cada vez menos empática y cabal. Los preciosos y sutiles arreglos de flauta, el protagonismo del clarinete, teclados y voces adornan y dan brillo a esta personal balada que es su más reciente single.