Más de 160 mil personas en cuatro días del #FEP2024

Nuestro primer contacto con el Simón Bolívar el jueves estuvo definido por el rock y por reconocer la nueva casa del FEP, cambio que afortunadamente se ha sentido orgánico y que los asistentes agradecemos por la llegada rápida a casa o al remate. Este segundo, siendo viernes, siempre es el comienzo oficial de la fiesta y de apropiarse definitivamente del mundo distinto al que los gigantes de Phoenix pudieron regresar después de una década, desplegando toda su elegancia en el escenario. También donde Omar Apollo desplegó la llama de una estrella en ascenso y el lugar para que Sam Smith y SZA bajaran del olimpo de los ídolos pop, presentando esos shows de talla mundial donde todo es performancia y mística.

Eso es el Festival Estéreo Picnic. El lugar a donde vas para que los artistas que llevan años en la playlist se te paren al frente. La oportunidad anual para darse la chance de escuchar a los locales y latinoamericanos que están moldeando la movida continental. Entonces ‘El Presente’ no es solo un slogan, es una invitación para darlo todo en un momento que queda en la memoria para siempre. Vivir el momento por ese niño interior que por fin puede decir que Fred Durst no es ese tipo con gorra roja hacia atrás que mostraban en la televisión, sino que es un señor de barba blanca larga, gafas rápidas y uniforme de obrero que te pregunta en la vida real: “¿de verdad es la primera vez que estás viendo a Limp Bizkit?”.

Hozier trajo la ceremonia que lo ha convertido en un ícono moderno al escenario Johnnie Walker, el nombre que se le dio este año a la plaza desde la que tantas leyendas de la música han conocido a Bogotá con el paso de las décadas. Desde ahí también nos saludó don Jared Leto, un favorito de la gente que montó público y hasta al propio Manuel Medrano en la tarima. Los encargados de bajar el telón fueron los Kings of Leon, que con humildad aceptaron frente al público que estaban llenando el slot que cedió Paramore y pusieron sobre la mesa esos clásicos del rock alternativo-sureño/americano con los que nos llegaron al corazón durante la década pasada.

El Colsubsidio, el escenario más alejado y “pequeño” dentro del festival cerraba con la triada que se venía anticipando desde hace rato: Overmono-Verraco-Four Tet. Aunque el dúo galés y el bueno de Kieran Hebden hicieron que los cuerpos se movieran irremediablemente, Verraco, nuestro propio “niño de Medellín, nos puso a sobarla en una carpa a reventar y totalmente entregada a su curaduría musical que recorre el techno dentro del espectro de lo latino. Después de conquistar tarimas como la del Dekmantel o el Primavera Sound, era apenas necesario que el público del FEP le pusiera la corona al DJ colombiano más relevante de la última década.

Lo de Arca, aunque futurista, es otra de las muestras más importantes de lo que esta edición del festival ha llamado ‘El Presente’. Como lo vimos en la jornada 1 con King Gizzard & The Lizard Wizard, se trata de tener la oportunidad única de tener de frente a los artistas que están definiendo la música para entendernos en el aquí y el ahora.

Por ahí también entra Sa!koro, referente fresco de una Generación Z que ha resignificado lo aesthetic y que se entiende en la cada vez más amplia sombrilla de lo urbano.

Como pasó en el día 2 con Proyecto Uno, fue hermoso ver la recepción del público hacia Fruko y sus Tesos, una leyenda que trasciende generaciones y que ha compuesto himnos que todos nos sabemos y bailaremos toda la vida. En Lolabúm el parche ecuatoriano se manifestó, ondeando la bandera de su país con todo el orgullo frente a los ‘muchachitos rotos’ que están definiendo la vanguardia de la música alternativa en el continente. Mención especial para El Kalvo, un rapero bogotano definido por la rareza que se mandó uno de los mejores shows de locales en la historia del Picnic. Finalmente eso es lo lindo de este festival, puedes comenzar sorprendiéndote viendo la recepción tan impresionante que tiene el regional mexicano para luego pegarte un repaso por clásicos de la discografía nacional con una orquesta clásica y luego pillar los nuevos proyectos latinos que toca estar escuchando sí o sí.

M.I.A presentó un show casi que tribal en el que reconectamos con alguna cosa bien guardada en el interior porque nos tuvo zapateando en el escenario principal hasta que cerramos con las pistolitas en el aire durante “Paper planes”. También toca decir que se cumplió una deuda histórica con Placebo, institución del rock alternativo británico que aunque era el bicho raro en un sábado bien marcado por la música urbana, dejo a más de uno lagrimeando con su regreso a Bogotá.

Lo de Feid sin palabras. El reggaetonero más grande de esta era reivindicó a un género con esos temas que se saben fans y no-fans, puso a bailar a los miles que totearon el Johnnie Walker para encontrarse con el ídolo paisa. Perreo pa’ las nenas y pa’ los nenes que luego se fueron directico a ver a Tainy, el arquitecto de muchos de los himnos en la historia del género.