El dibujante e historietista, de quién estamos lanzando la recopilación de sus obras cortas “Los animales prehistóricos”, dialogó con Noti Loco Rabia. Un verdadero referente del comic español.
Javier Olivares, nacido en Madrid en 1964, ha labrado su camino como ilustrador e historietista hasta convertirse en uno de los referentes destacados en España. Su estilo expresionista y la fuerza que transmite en cada una de sus ilustraciones lo han llevado a crear un mundo onírico lleno de sensaciones. Desde sus inicios en la revista Madriz en la década de los 80, hasta su papel como co-fundador de Malasombra Ediciones junto con Antonio Trashorras en los 90, Olivares ha dejado una huella imborrable en el ámbito artístico.
A lo largo de casi 40 años de trayectoria, Javier Olivares ha construido un impresionante portafolio, combinando su trabajo en revistas y periódicos con la ilustración de libros. Sus proyectos abarcan desde el público infantil hasta reinterpretaciones de clásicos literarios, como “El extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde” (SM, 2009), “El perro de los Baskerville” (Nórdica Libros, 2011), “La llamada de lo Salvaje” (Nórdica Libros, 2016) y “Cuentos de Navidad” de Charles Dickens (Mondadori, 2012), por mencionar solo algunos ejemplos.
Javier Olivares, con la original adaptación de “La guerra de los mundos”, realizada junto a Santiago García. Fotografía de Ramón L. Pérez, Ideal.es.
Su talento ha sido ampliamente reconocido con numerosos premios, destacando el Premio Nacional del Cómic de 2015, otorgado por el Ministerio de Cultura en colaboración con el guionista Santiago García, por su destacada obra “Las Meninas” (Astiberri, 2015). Esta obra maestra ha recibido múltiples reconocimientos a lo largo de su trayectoria.
Javier Olivares no se limita solo a su faceta como ilustrador y dibujante de cómics, sino que también comparte su experiencia y conocimientos a través de talleres de ilustración en España y Latinoamérica.
Tuvimos la suerte y placer de poder entrevistarlo, para que lxs lectorxs de Loco Rabia puedan conocer un poco más de este sensacional artista, cuyo libro “Los animales prehistóricos”, preparado por el propio Olivares para Argentina, tenemos actualmente en preventa.
■Javier, ¿cuál es su primer recuerdo con un tebeo o como llamamos en Argentina, historieta?
El primero, realmente no lo recuerdo, pero sí que leía muchos cómics de niño.
Posiblemente el recuerdo más antiguo sea el de un tebeo de “Hazañas Bélicas”, o quizá uno de la colección “Dumbo”, de Disney.
■¿Cuáles eran sus lecturas de niño?
Algunas de ellas eran los álbumes de la revista TRINCA, con personajes como “Manos Kelly” , “Los Guerrilleros” o “Peter Petrake”.
También revistas como “Mortadelo”, o “DDT”, los álbumes del “Capitán Trueno” o “Jabato”, esas cosas que se publicaban a principios de los años 70 en España.
■¿Cuáles fueron los primeros referentes del comic?
Esos fueron posteriores, a partir de los años 80, sobretodo, cuando yo ya empezaba a dibujar de forma más seria.
Al principio me influyó gente como Richard Corben, Carlos Gimenez, Alfonso Font, o Moebius.
■¿En qué momento supo que se iba a dedicar completamente al dibujo?
Eso ocurrió cuando dejé los estudios superiores y me fui a estudiar “Artes y Oficios”.
Ahí ya intuí que aquello podía ser una profesión.
■Tiene un estilo de dibujo muy personal, que al verlo uno exclama ¡Olivares! ¿Cómo se llega a un estilo tan personal?
Pues lo cierto es que no lo sé.
Soy una suma de elaboración de referencias, como todos.
Yo me atrevo a hacer cosas y a buscar nuevos retos y maneras de dibujar y hay que confiar mucho en que tu “estilo” está ahí siempre, como un río subterráneo.
■¿Cuál fue su primer trabajo con un guionista y como fue esa experiencia?
Fué en la revista “Madriz”, cuando yo empecé a escribir mis propias historias como profesional.
Lo cierto es que siempre había escrito mis cosas, pero hasta ese momento no las había publicado y la experiencia fue intensa y extraña, porque era muy consciente de que me faltaba mucho camino por recorrer, antes de empezar a escribir algo que fuese interesante.
■¿Calculo que debe recibir muchos ofrecimientos para dibujar guiones. Cómo elige cuál hacer? O con quién trabajar?
Si, ocurre que a veces, alguien me manda un guión o me propone trabajar con ellos en algún cómic, pero realmente yo el cómic me lo tomo como un territorio personal de trabajo.
Y me gusta escoger con quien lo hago. Con Santiago García o con Jorge Carrión trabajo muy a gusto, y de momento, con eso tengo suficiente.
Son unos compañeros de aventuras muy estimulantes.
■Vamos a hablar de esta hermosa recopilación de trabajos llamada Los animales prehistóricos. ¿Resultó difícil seleccionar el material?
Realmente no, porque más que hacer una recopilación temática, lo que hice fue reunir los trabajos que tenía digitalizados y de ahí en adelante.
Esa sería la barrera que puse.
Todos los trabajos anteriores a “Ono y Hop”, por ejemplo, que están dibujados en originales en papel habría que escanearlos, y eso era un trabajo que ahora mismo no podía hacer.
Así que decidí hacer esa selección, que es parcial, pero al menos, desde 1999 es completa.
■¿Qué significan Hop y Ono en su carrera?
Son unos personajes muy importantes, es verdad, porque forman la primera “obra con personajes” que empecé a publicar para adultos.
Los dibujé a lo largo de muchos años para diferentes revistas y cabeceras y fueron además un laboratorio de experimentación gráfica y narrativa a muchos niveles.
Es una serie muy personal, en la que volqué muchas experiencias y sensaciones que tenía y que la han convertido en algo bastante parecido a una obra biográfica.
■Hay obras con Santiago García, con quién hace un tandem increíble, y con Pepe Gálvez. Pero hay un cuento que muchos lectores argentinos de Hernán Casciari recuerdan por esta versión en viñetas, llamado Finlandia. ¿Qué recuerda del proceso creativo aquella obra, publicada en Orsai?
Me encantó trabajar ese relato de Hernán Casciari, que además era una historia fantástica, y muy bien escrita. Fue un encargo de la propia revista y me fascinó, porque es un relato en primera persona, de alguien que hablaba de un recuerdo y con una sola voz.
Era un reto narrativo y eso me gustó mucho.
Deconstruí un poco el relato y lo volví a armar, para poder contarlo de forma visual y el resultado final nos dejó a todos muy contentos.
Estoy muy orgulloso de ese trabajo, la verdad.
■La portada de “Los animales prehistóricos” es un fragmento de una de las historietas, sobre un reconocido escritor. ¿Qué representa esa escena para usted, que además, haya cobrado la fuerza para transformarse en la imagen del libro?
Cuando decidí que el título del libro iba a ser “Los Animales Prehistóricos” (título que me parecía muy adecuado para una recopilación de historias antiguas) no tenía muy clara la imagen de cubierta.
Pero de repente, la viñeta de ese niño encima de la casa, mirando la ciudad en la noche, me pareció una imagen muy sugerente y que tenía también mucho que ver con cómo trabajamos a veces los creadores: al borde de un abismo, contemplando la realidad.
Así que la usé para cubierta, ampliándola para poder cubrir también la contraportada y las guardas.
■¿Cómo toma la tarea de documentación para encarar un trabajo, por ejemplo, en Las Meninas o La Cólera ?
La documentación me parece importante, pero siempre me la tomo de una manera particular. En ambos casos, investigué mucho, para poder luego, olvidarla y quedarme con la “esencia” de los periodos históricos.
Me gusta mucho que no sean los detalles más pequeños y correctos los que definan un periodo, sino algo más amplio, más inconsciente.
La composición, el trazo, el color, las figuras o los ambientes me parecen a mí herramientas más eficaces para explicar una época.
■¿Dónde se siente más cómodo, en la historieta, narrando a través de viñetas, o en la ilustración?
Ahora mismo me siento muy cómo en ambos medios, porque los considero a los dos medios narrativos.
Pero lo cierto es que en la historieta me siento más en mi terreno.
■¿Qué técnicas de trabajo prefiere? Cuánto de experimentación se permite en sus obras?
Al principio trabajaba con las técnicas tradicionales, a mano, con guache, acuarelas o tintas.
Ahora combino el dibujo manual (sigo dibujando a lápiz y pasando a tinta mis dibujos) como el digital, sobretodo en la fase de color.
Y me gusta experimentar con las texturas y las posibilidades que ofrece el ordenador, a la hora de mezclar elementos y manipularlos con facilidad.
Creativamente, es muy interesante.
■¿Qué diferencias cree que hay, si realmente considera que las hay, entre el comic español y las otras corrientes europeas?
Lo cierto es que no sabría decirlo.
Y ni siquiera sé si existen esas diferencias, aunque es cierto que el mercado francés o el italiano y el español no son iguales y lógicamente han producido autores y autoras con trayectorias diferentes y temas diferentes.
Pero más allá de eso, no creo que haya algo que nos distinga especialmente unos de otros.
■¿Qué espera encontrar en un buen libro?
Una historia que me atrape contada con el dibujo y la narrativa tan perfectamente ensambladas que no pueda distinguirlas.
■¿Hay autores argentinos de historieta que le gustan?
Si, muchos.
Dos de mis influencias más presentes en mi trabajo desde hace mucho tiempo son argentinos: Alberto Breccia y José Muñoz.
Y también he admirado durante muchos años el trabajo de Carlos Nine y Horacio Altuna.
Y ahora mismo, gente como Jorge González, Lauri Fernández, Lucas Varela o Majox siguen con ese listón tan alto.