La novela El lamento de las chicharras, recientemente publicada en Colombia, va cosechando favorables comentarios de crítica y público. Su autor, John Jairo Correa, es un polifacético personaje, reconocido por su trayectoria como jurista y por sus publicaciones internacionales en el ámbito académico. Cursó estudios en derecho internacional en Cambridge (Reino Unido) pero es, además, navegante, buzo de salvamento, sommelier y montañista.

Hoy, el poeta barranquillero Emilio Volpe-Darling, autor de Habitación de palabras y Palabras que vienen del Patio, entre otras obras, nos acerca a El lamento de las chicharras mediante un texto que pone en luz los puntos fuertes de la novela.

“Debo felicitar a John por su prima novela , que he devorado como a un merengue y me ha dejado favorablemente impactado.

Juicioso trabajo, ésta muy bien bordada obra pertenece al difícil género de la novela negra , donde se han forjado los grandes escritores Ágatha Christie, Edgar Allan Poe o Fedor Dostoievski, y nos remite a Crónica de una muerte anunciada .

Solventadas las excelentes calificaciones que obtiene por el rigor académico con que se lleva, su fuerte esqueletado y estructura, su impecable edición, el lirismo de los paisajes llaneros, los perfiles psicológicos de los personajes dostovieskanos, las frases inmejorablemente poéticas e incisivamente reflexivas, siguen siendo para mi, mucho mejores, las dos condiciones que hacen que una obra como “ El Lamento de las chicharras” valga la pena lucir en el plúteo de las preferidas : capturar, y entretener , siguiendo las recomendación del maestro J.L. Borges, para quién toda lectura ha de ser un acto lúdico y de divertimento, salvándonos con su humor satírico del adarce del tedio.

No es fácil , cuando escribir es confrontar y subir la cordillera de nosotros mismos, pasar por sus volcanes , sucumbir ante los pantanos, para renacer día a día en la geografía de los logros y la plenitud que también nos da , y nos provee de vida ésta novela que desde ya adoptamos, como a un nuevo hijo.

Sin ser costumbrista, la obra es muy colombiana , pues bajo la trama del crimen de Santiaga, J.J. Correa nos revela y nos denuncia, entre el fluctuante leguaje puro y coloquial, la cruda realidad nacional con que nos hieren sus dos grandes dientes caninos: Corrupción e Impunidad, entreverados en la maraña que teje ese mundo oscuro que ha sido cooptado por individuos de cuello blanco y grupos irregulares, que asalta los esfuerzos, levantándose con las jubilaciones.

Sólo gozo nos puede dejar el saber que J.J. Correa ha entrado con su nombre al círculo exclusivo de los escritores contemporáneos colombianos sentándose, de tú a tú , en la mesa con los grandes: Gamboa, Sánchez – Baute, Jorge Franco, Tomás González; Laura Restrepo o Juan Gabriel Vásquez. De ese tamaño es el pié que hoy empieza su camino.

Poeta y pitoniso fueron hasta hace poco una sola cosa, que para mi sigue siendo, por lo que adivino en la clara bola de cristal que hemos moldeado con barro y fuego interior, que “El lamento…” tendrá la mejor de las acogidas”.