El legendario músico británico, regresó a Buenos Aires en el marco de su gira mundial “It’s a Nice Day To… Tour Again!” y dio una cátedra de rock ante un Movistar Arena colmado.
La apertura de la noche estuvo a cargo del artista argentino Marttein.
A las 20:00hs subió al escenario, conocido por su estilo que fusiona rock, electrónica y hyper-pop. Su contundente set contó con la participación especial de Juana Rozas en “Qué importa”.
A las 21:10hs con una energía y carisma intactos, Billy Idol salió a escena acompañado de su inseparable ladero, el guitarrista Steve Stevens y junto a su banda, hicieron un repaso por grandes éxitos de su carrera como: “Cradle Of Love”, “Flesh For Fantasy”, “Eyes Without A Face”, “Rebel Yell”, “Dancing With My Self” y “Hot In The City”.
Con un sonido preciso y demoledor, acompañado de una puesta en escena contundente, convirtieron la sala en una verdadera fiesta.
El público cantó y bailó al ritmo de sus canciones, desde el comienzo y hasta el final del concierto, demostrando que la magia de Billy Idol sigue vigente.
El final a pura emoción, acompañado a coro por todos los presentes con la interpretación de “White Wedding”, reconocida mundialmente por su riif de guitarra al estilo de las bandas sonoras de las películas del subgénero “spaghetti western”.
“Gracias, estuvieron fantásticos, nos vemos la próxima vez” con esas palabras Idol se retiraba del escenario, al mismo tiempo que todo el Arena coreaba: “Olé, olé, olé, olé, Billy, Billy”.
Un show inolvidable que demostró una vez más que la leyenda del rock sigue viva y más vigente que nunca.
