Ariel Ardit llenó Bariloche de tango y la Filarmónica de Río Negro brilló en la Catedral con una propuesta audaz y conmovedora en la tercera jornada del FIMBA 2025

Con un repertorio de clásicos y no tanto, el cantor puso al género ciudadano en el “prime time” del Festival, en tanto la orquesta provincial presentó un programa que reunió a Mozart con Heitor Villa-Lobos y Jean Sibelius

A pesar de que una de las características que destaca especialmente en el FIMBA es la diversidad estilística de su programación, más allá de su presencia constante en ninguna de las ediciones anteriores del festival organizado por el Gobierno de la provincia de Río Negro el tango había ocupado un lugar central, distinguido con el habitual “doble turno” en el Teatro La Baita.

Pero todo llega, y las presentaciones de Ariel Ardit, este viernes 26 de septiembre, saldaron con creces esa suerte de pequeña “deuda” que el encuentro creado por Martín Fraile Milstein, director además de la Filarmónica de Río Negro mantenía con el público tanguero barilochense..

Acompañado por el afiladísimo cuarteto liderado por Andrés Linetzky desde el teclado, el cantor ofreció una selección de clásicos y no tanto, que en sintonía con el espíritu del FIMBA atravesó distintos territorios del género, siempre imponiendo las condiciones de su interpretación, tan expresiva con técnicamente impecable.

¿La hoja de ruta? Por una cabeza, en plan instrumental, y enseguida una secuencia inapelable: Tres esquinas, Malevaje y Afiches. Algo más de cinco décadas de música esencialmente “porteña”en poco más de 10 minutos de la vida de Bariloche para establecer una estrecha comunicación entre el escenario y la platea, alimentada por obra y gracia de uno de los cantores más importantes que dio el género en las últimas décadas.

Con el público como aliado y el respaldo de Pablo Guzmán en contrabajo, César Rago en violín, Ramiro Boero en bandoneón y su !”pareja” artística, el mencionado Linetzky, Ardit recorrió entonces la Buenos Aires de los ’60/‘70 a través de Viejo Buenos Aires, esa instantánea que Mariano Mores tomó de su ciudad, que puede ser la de cualquiera, y visitó el clásico amor adolescente frustrado con Es la vida; viajó en el tiempo hasta los inicios del siglo pasado a bordo de El ciruja, con los aires de candombe que Daniel Maza le imprimió con sus arreglos.

Y se alejó de la tradición por un rato para revisitar el repertorio de Sandro/Roberto Sánchez poniéndole alma de bandoneón a Porque yo te amo, darle su propia impronta a Pasional, aquel viejo tango de Mario Soto y Jorge Caldara que el Gitano hizo propio y rescatar Amarraditos, ese delicioso vals de Margarita Durán y Pedro Belisario Pérez.

Del otro lado, la respuesta fue una enorme demostración de calidez y de, también, un agradecimiento implícito en cada aplauso que enmarcó ese ida y vuelta que el cantor estrechan más respondiendo a “pedidos” de temas como si se tratara de un concierto a la carta. Ahí aparecieron Melodía de arrabal y El último café, en un clima distendido, casi lúdico.

Y si en las jornadas anteriores la participación de la audiencia se había manifestado en el canto colectivo, esta vez se trató de un coro susurrado que se negó, con razón, a interferir en el diálogo que el propio Ardit mantiene con cada verso que interpreta. Excepto cuando ya de pie y haciendo palmas, acompañó con entusiasmo la milonga Oro y plata, como despedida.

La Filarmónica de Río Negro: conmovedora y audaz
Como en cada edición del FIMBA, la participación de la Filarmónica provincial con todo su orgánico en su rol de orquesta “anfitriona” siempre tiene reservado algún toque de distinción que va en línea con una modalidad de trabajo particular que, entre otras cosas, desarrolla sus actividades con sus integrantes repartidos en cinco ciudades de la provincia, a la vez que reconoce 11 ensambles formados en torno a su cuerpo principal, ellos también parte de la agenda del festival.

Esta vez, el dato sobresaliente estuvo dado por la audacia del programa que presentó la OFRN este viernes, en el siempre cautivante marco de la Catedral Nuestra Señora del Nahuel Huapi, que nuevamente vio su capacidad colmada, ratificación además de la localía que ostenta la orquesta en cada rincón del territorio provincial. En cambio, la calidad que exhibe la orquesta en su sonido y en su ejecución hace tiempo dejó de ser una excepción para transformarse en la regla.

La Obertura “Las Bodas de Fígaro”, KV492, de Wolfgang Mozart; el Concierto para Chelo N° 2, W516, de Heitor Villa-Lobos; y la Sinfonía N° 4 en la menor, op. 63, de Jean Sibelius conformaron una tríada cuya variedad trascendió la cuestión estilística para convertir el concierto en un recorrido por las emociones más diversas, a veces complementaria y en otros casos, definitivamente enfrentadas.

Algo de eso se encargó de explicar el mismo Fraile Milstein al término de la obra de Villa-Lobos, que contó con la soberbia participación del chelista estadounidense Lars Hoefs como solista, dejando en claro que la propuesta de la Filarmónica para el FIMBA 2025 jamás podría ser asociada a algún tipo de complacencia.

Además de reivindicar la validez de “todas las formas de la música” más allá de los gustos personales que determinan qué escuchará cada uno con mayor entusiasmo, el director contrastó el estado de ánimo casi festivo que transmite la obra de Mozart con el intrincado derrotero de la creación del compositor brasileño y la mezcla de profundidad, tristeza, belleza y angustia que condensa la sinfonía menos conocida y ejecutada de Sibelius.

Una reflexión en tiempo real acerca del carácter “psicológico” de la obra del compositor finlandés, que puso al público en aviso de lo que se venía. “Si quieren, pueden sacar los pañuelos”, advirtió el conductor orquestal, y lo que siguió fue uno de los momentos tal vez de mayor espesura musical que se recuerde de la participación de la Filarmónica en el FIMBA.

De pronto, la excitación generada por el virtuosismo de Hoefs tributando con un notable despliegue al talento de Villa-Lobos quedaron sepultadas por la densidad y la penumbra de una obra recibida por el público barilochense con especial (a)tensión. A tal punto que, a diferencia del acostumbrado aplauso con el cual suele completar cada movimiento de las obras que presenta la OFRN, esta vez la respuesta ante cada pausa fue mucho más que un estallido un silencio cargado de significados.

Mención especial entonces para los músicos, que no sólo abordaron con solvencia su enorme dificultad técnica sino que tradujeron esa interminable especie de agonía contenida en las partituras de Sibelius en un momento de extraordinaria belleza que finalmente sí, la audiencia recompensó con una ovación, más que merecida, que se sostuvo durante varios largos minutos.

Lo que sigue: Piazzolla por expertos, jazz en la tarde y noche de coro
El FIMBA 2025 multiplica sus propuestas para su cuarta jornada, que se llevará a cabo este sábado 27, con la doble presentación de Escalandrum, a las 18 y a las 21 en el Teatro La Baita, presentando “Piazzolla ’74”, espectáculo con el cual el sexteto liderado por “Pipí” Piazzolla celebró sus 25 años en 2024 sobre el escenario del Teatro Colón.

En la Catedral, a las 21:30, Niños y Jóvenes Cantores de Bariloche – Agrupación Coral Cantores de Bariloche, bajo la dirección de Gimena Altmann Beveraggi, presentarán un programa variadísimo con obras de Arvo Pärt, Fernando Moruja, Carlos Guastavino y Wolfgang Mozart entre otros compositores.

En tanto, el Camping Musical Bariloche tendrá un doble programa, con el Cuarteto de cuerdas chileno Bio Bio, a las 15, y la presentación del pianista Hernán Jacinto a las 19; y desde las 20, en el Teatro La Usina de la Biblioteca Sarmiento, Ine Güemes + Belén Álvarez presentan el concierto Dos orillas un mismo río.